Leila y la maldición de las Valkiryas
En un mundo de guerreras Valkirias, donde los
dones místicos eran la medida de la valentía y el poder, Leila se sentía como
una sombra entre sus compañeras. Sin un don que la hiciera destacar, se veía a
sí misma como una fracasada, una valquiria sin propósito.
Pero el destino tiene una manera de
sorprendernos. La maldición que había caído sobre las valkirias, robándoles sus
dones místicos, no había afectado a Leila. Sin embargo, su familia, nobles de
grandes dones, no había sido tan afortunada. Su abuela, la sacerdotisa más
poderosa de su pueblo, había perdido todos sus poderes místicos.
En su lecho de muerte, la abuela de Leila le
habló de la profecía de la elegida. Una heroína que llegaría un día, sin dones
ni poderes, pero con un corazón puro y una voluntad inquebrantable. La elegida
sería la salvadora de su pueblo, la que traería de regreso a los muertos y
restauraría los dones perdidos.
Leila se sintió esperanzada. Tal vez,
justamente, su falta de dones era la clave para encontrar a la elegida. Se
comprometió a encontrarla, sin saber que ella misma era la elegida.
El hada del bosque de Odín, una criatura
mágica y sabia, se enteró de la búsqueda de Leila. La hada le brindó un amuleto
mágico, un collar que otorgaba el poder de la sabiduría y la valentía. El
collar ayudaría a Leila a reconocer a la elegida y a cruzar al mundo de los
muertos.
Con el collar en su cuello, Leila se sintió
protegida y segura. Decidió cruzar al mundo de los muertos para recuperar a su
familia y a los dones perdidos de su pueblo.
Al llegar al mundo de los muertos, Leila se
encontró con Odín, el dios de la guerra y la muerte. Odín la guió hasta el pozo
de las almas, un lugar donde las almas de los muertos se reunían. Leila debía
sumergirse en el pozo para rescatar a las almas de su familia.
Pero había un problema. Sin dones ni poderes,
Leila moriría al entrar en el pozo. Sin embargo, ella no lo sabía. Confiando en
el poder del collar, se sumergió en el pozo.
Y entonces, algo milagroso sucedió. Leila
emergió del pozo con vida, y no solo eso, sino que también emergió como una
figura luminosa, cargada de belleza, destreza y fuerza guerrera. Llevaba
consigo las almas de sus seres queridos, listas para ser devueltas a sus
cuerpos.
Al emerger del pozo, Leila se dio cuenta de
que ella misma era la elegida. El amuleto se había destruido durante su paso
por el pozo, pero su fortaleza y su sabiduría seguían presentes.
Leila se sintió renovada y segura. Ahora sabía
que su poder radicaba en su corazón y en su alma pura. Decidió seguir en su
misión y llevar las almas de regreso a su pueblo para restaurar sus dones y
terminar con la maldición de los espíritus malignos.
Pero antes de salir del Valhalla, Odín le
confesó un secreto. Leila no podría volver con su pueblo. Si ella quería
restaurar sus dones y devolverles la vida, tendría que quedarse en el Valhalla
y cumplir con la profecía. Debería convertirse en la guardiana de las almas en
el mundo de los muertos.
Leila se sintió dividida. Por un lado, quería
restaurar los dones de su pueblo y devolverles la vida. Por otro lado, no
quería dejar a su familia y a su pueblo. Pero sabía que tenía que tomar una
decisión.
Finalmente, Leila decidió quedarse en el
Valhalla y cumplir con la profecía. Sabía que era la única manera de restaurar
los dones de su pueblo y devolverles la vida.
Y así, Leila se convirtió en la guardiana de
las almas en el mundo de los muertos. Pero lo que ella no sabía era que se
estaba convirtiendo en La diosa de la vida y la muerte. Con su nuevo papel,
Leila tenía el poder de transitar entre los dos mundos, llevando y trayendo
almas. Su corazón puro y su alma valiente la habían convertido en una figura
poderosa y respetada.
Los dones de su pueblo fueron restaurados, y
las valkirias recuperaron sus poderes. La familia de Leila fue devuelta a la
vida, y su pueblo fue liberado de la oscuridad y la desesperanza.
Leila, la diosa de la vida y la muerte, había
cumplido su destino. Había encontrado la manera de terminar con la maldición y
restaurar los dones de su pueblo. Y aunque había tenido que sacrificar su vida
en el mundo de los vivos, sabía que había encontrado un nuevo propósito en el
Valhalla, como guardiana de las almas y diosa de la vida y la muerte.
Profa. Silvia Elena Vargas.
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